El Centro Histórico Cultural Edwin Krug de Hohenau es un lugar en donde nuestra historia prevalece. En el año 2000 fue donada al Municipio por la familia del Señor Rolando Krug, para que el mismo haga de ella lo que es hoy día, un centro de: estudios(danza, canto, idiomas), reuniones, capacitaciones, visitas y por sobre todo un centro para rememorar tiempos pasados, épocas que viven fervientemente, con la conservación de antiguos utensilios de nuestra gente, expuestos en el Museo adaptado al lugar.
El Museo de Hohenau, bajo administración de la Municipalidad, funciona en el segundo nivel del edificio del Centro Histórico Cultural Edwin Krug. Cuenta con tres espacios y el recorrido se inicia por el Salón Paz del Chaco, que contiene una galería de fotografías de soldados combatientes oriundos de la localidad. Se ven con el uniforme verde olivo al cabo 1 Ricardo Kuchemeister, al sargento 1º Martín Hananm y a Joaquín Kegler. Hay dos fusiles, uniformes militares actuales, una máquina de escribir y las banderas tricolor y municipal. En una vitrina se guardan dos espadas y un largavistas.
Al ingresar al amplio salón principal, el visitante tiene a la vista gran cantidad de objetos que se relacionan con la historia de la colonia de alemanes, iniciada en 1900. Un estante contiene serie de jarras de vidrio, losas, tazas de té y una jarra enlosada que perteneció a Elisa Richter de Dietze. Llama la atención una bañera enlosada para bebé.
Un lote de aparatosos radioreceptores, tocadiscos portátiles, máquinas de escribir, molinos de granos y de café, planchas de hierro a carbón, lámparas a querosén, ollas y pavas de hierro dejan al descubierto el confort hogareños que disfrutaban los pioneros.
Las horas vividas en el lejano paraje de Itapúa fueron marcadas por un reloj de pared de 1921 que era de Leopoldo Dietze y otro de 1950 que perteneció a Ervin Diesel. No faltan los libros en idioma alemán, valijas de cueros de largos viajes y fotografías familiares. Una vista tomada en 1939 recuerda la existencia de la Pensión Germánica, de la señora Pieck.
Una cama de hierro con su colchón de chala de maíz, un baúl y un par de zapatos de los colonos se relacionan con los usos y costumbre de la época inicial. La unidad familiar está testimoniada con una corona, un pañuelo y un velo de novia que lució Ana Buttner en el día de su casamiento con Julio Ritcher, en el año 1890.
Son varias las piezas que conforman el acervo del Museo de Hohenau. Hay artísticas sillas, cámaras Polaroid, una máquina de coser, la mesa que perteneció a Helma de Kegler, está la primera central telefónica de 1925 que fue de Eugenio Froind y un proyector de cine de 16 mm, de la familia Richter, que en los años 60 permitía a los lugareños asistir a películas de ficción y documentales.
Descendiendo las escaleras, en un sótano se habilita el bloque B del museo. Aquí, en el sitio de guardar herramientas de la antigua casa Krug, se exponen elementos de uso agrícola y utensilios caseros. Se aprecian sembradoras de madera para granos, cuchillos de faena, una bomba manual de agua fabricado en Nueva York y una tronzadora de 1904 que usaba Augusto Miete. El montaje incluye una olla grande de hierro, pavas, recipientes de cerámica de agua y una montura de caballo para uso de la mujer.
