La misión jesuítica guaraní de Jesús de Tavarangüé es una de las reducciones que aún se conservan, de entre numerosos pueblos fundados por misioneros jesuitas en el marco de su tarea colonizadora en América del Sur en el siglo XVII. Está ubicada en el departamento de Itapúa, Paraguay.
Fue fundada en 1685 a orillas del río Monday por el jesuita Gerónimo Delfín, aunque el asentamiento tuvo que mudarse varias veces por la hostilidad de los brasileños que los atacaban y llevaban como esclavos, hasta llegar a lo que hoy queda a 38 km de la ciudad de Encarnación. Llegó a tener cerca de 3000 habitantes para 1750.
En esta misión se comenzó a construir una de las iglesias más grandes de la época, que tuvo que dejarse sin concluir por la expulsión de los jesuitas en 1768 por parte de Carlos III de España.
Las ruinas de estas misiones religiosas reflejan una forma de vida y de educación marcadas por un estilo singular. Se redescubrió casi dos siglos después, declarándosePatrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO en 1993.
Características arquitectónicas
Este templo sería una réplica de la Iglesia de Loyola, ubicada en Italia. El diseño arquitectónico de esta reducción estuvo a cargo del arquitecto Antonio Forcada, de origen español, que impuso su estilo propio con arcos trilobulados característicos de la cultura musulmana que en aquella época predominaba en España.